Miopía Infantil:
Guía completa para su comprensión

La miopía en niños es más que un simple problema visual; impacta su aprendizaje, desarrollo y calidad de vida. Esta guía ofrece una visión completa sobre la miopía infantil, desde su diagnóstico hasta las opciones de tratamiento y manejo. Diseñada para padres y cuidadores, nuestra intención es proporcionar información clara y práctica para apoyar el bienestar visual de los niños.

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¿Qué es la miopía en niños?

La miopía en niños es una condición oftalmológica donde los objetos lejanos se ven borrosos mientras que los cercanos se ven claramente. Este problema de visión se produce cuando la forma del ojo hace que los rayos de luz se enfoquen incorrectamente, convergiendo en un punto delante de la retina en lugar de directamente sobre ella. Esto ocurre generalmente porque el ojo es excesivamente largo.

Esta condición puede comenzar en la infancia y progresar con el tiempo, especialmente durante los años de rápido crecimiento. Afecta la capacidad del niño para ver claramente las pizarras en la escuela y puede impactar en actividades cotidianas, comprometiendo su aprendizaje y desarrollo social.

Causas y factores de riesgo

La miopía en niños puede originarse por una combinación de factores genéticos y ambientales. Los niños cuyos padres son miopes tienen una mayor predisposición a desarrollar esta condición.

Asimismo, el exceso de actividades que implican esfuerzo visual de cerca, como leer o usar dispositivos electrónicos, y el tiempo limitado al aire libre, se han relacionado con un aumento en la incidencia de la miopía.

Además, un crecimiento excesivo del ojo puede provocar miopía, al hacer que las imágenes se enfoquen delante de la retina.

¿Cómo saber si mi hijo tiene miopía? Síntomas y signos de alerta

Un niño con miopía puede experimentar dificultades para ver claramente objetos y personas a distancia, lo que puede resultar en una visión borrosa de la pizarra en clase o dificultades al participar en actividades deportivas y sociales.

Los padres pueden notar varios indicios de miopía en sus hijos, incluyendo el entrecerrar los ojos para ver objetos lejanos, quejas de visión borrosa, acercarse demasiado a los libros o dispositivos, frotarse los ojos frecuentemente, y un desinterés por actividades al aire libre.

Pero no siempre es así.

Los niños que desarrollan miopía infantil muy temprano o incluso ya han nacido con ella no se quejaron de nada ya que prácticamente “su mundo” ha sido siempre borroso.

Hay otros que incluso desarrollando la miopía más tarde, su progresión es muy lenta y el niño se hace ver mal. En estos casos es posible ver un niño de 7 años con 2 dioptrías de miopía “de golpe”.

Esto no ha sido así, ha sido un lento aumento que el niño ha ido tolerando.
Por esa razón, incluso si el niño no se queja de ver mal, es muy recomendable llevarle a una evaluación visual completa.

Enfermedades oculares comunes en la infancia que pueden confundirse con miopía

Varias condiciones oftalmológicas presentan síntomas similares a la miopía, lo que requiere una evaluación cuidadosa:

Astigmatismo: Provoca distorsión visual tanto de cerca como de lejos. Descubre más sobre el astigmatismo en niños.

Ambliopía (ojo vago): Reducción de la capacidad de visión o agudeza visual en un ojo que no se resuelve  completamente usando la corrección en gafas.

Queratocono: Enfermedad en la que la córnea se adelgaza y abulta hacia afuera, distorsionando la visión y que produce miopía y astigmatismo en sus inicios. Descubre más sobre el queratocono en niños.

Tipos

Existen principalmente dos tipos de miopía en niños:

  • Miopía Simple: La forma más común, con una graduación de hasta -6.00 dioptrías.
  • Miopía Alta: Graduación superior a -6.00 dioptrías, con un mayor riesgo de complicaciones oculares.

Grados

Existen dos criterios para poder clasificar  la miopía en niños. Estos son o bien clasificarlos por  la longitud del ojo medido en milímetros o por el número de dioptrías. 

De ambas formas, actualmente el uso de la longitud axial del ojo se considera el más realista ya que ojos más largos presentarán en el futuro mayor riesgo de sufrir enfermedades oculares. 

Según la longitud axial del ojo

  • Normal: Ojos cuya longitud sea hasta 23 mm.
  • Miopía Leve: Entre 23 mm y 26 mm.
  • Miopía Moderada: Entre 26 mm y 29 mm.
  • Miopía Alta: 29 mm o más.

Según la cantidad de dioptrías

  • Leve: Hasta -3.00 dioptrías.
  • Moderada: Entre -3.00 y -6.00 dioptrías.
  • Alta: Más de -6.00 dioptrías.
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Efectos en los niños

La miopía no solo afecta la capacidad visual de los niños; su impacto va mucho más allá, influenciando su rendimiento académico, confianza, bienestar emocional y desarrollo social.

Visión y aprendizaje

Los niños con miopía a menudo tienen que esforzarse más para enfocar objetos lejanos, lo que puede llevar a fatiga visual y dificultades de concentración. Este esfuerzo adicional puede afectar negativamente su rendimiento académico, ya que la visión juega un papel crucial en el aprendizaje. 

La incapacidad para ver claramente la pizarra o el material educativo puede provocar que se pierdan detalles importantes, afectando su capacidad de aprendizaje y su interés por la escuela

Profundiza sobre cómo la miopía afecta el aprendizaje

Impacto psicológico y confianza

Enfrentarse a dificultades visuales puede tener un impacto significativo en la confianza y la autoestima del niño. La necesidad de usar gafas o lentes de contacto, y las posibles burlas o el sentirse diferente, pueden influir en cómo se ven a sí mismos y en cómo interactúan con sus compañeros. 

Este aspecto emocional es tan importante como el tratamiento físico de la miopía

Entiende mejor el riesgo psicológico que enfrentan los niños con miopía y cómo apoyarlos 

La confianza de un niño puede fortalecerse a través de la empatía, el apoyo y el aliento en su tratamiento y gestión de la miopía

Conoce más consejos sobre cómo mejorar la confianza de tu hijo con miopía.

La miopía en niños debe ser manejada con una comprensión completa de sus efectos visuales, educativos y psicológicos. En Fernández-Velázquez, nos comprometemos a brindar un enfoque integral que abarca tanto el tratamiento como el apoyo emocional necesario para asegurar que cada niño pueda alcanzar su máximo potencial, sin ser limitado por su visión.

Fernando Fernández Velázquez
Lentes de contacto para niños con hipermetropía. Centro Fernandez-Velazquez especialista en lentes de contacto pediátricas

¿La miopía infantil se cura?

Se trata de una pregunta frecuente entre los padres. La respuesta corta, es que no existe una “cura” que permita revertir completamente la miopía. No se puede corregir.

Entonces… ¿Cómo se trata?

Existen numerosos tratamientos efectivos para manejar y controlar su progresión, mejorando significativamente la calidad de visión de los niños afectados.

Hablamos de:

  • Lentes de contacto blandas especializadas y gafas con cristales con diseños específicos
  • Terapia de luz roja

Sin embargo, es importante destacar que, como con cualquier tratamiento emergente, es de suma importancia consultar a un especialista para entender los posibles beneficios y limitaciones en el contexto europeo.

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En el Centro de Miopía Fernández-Velázquez, nos enfocamos en tratamientos personalizados para la miopía infantil. Mejora la visión de tu hijo con nuestras soluciones innovadoras. Explora con nosotros las opciones.

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O quizá quieras antes aprender más sobre el tratamiento y manejo avanzado de la miopía infantil.

Importancia de la detección temprana

La detección temprana y el tratamiento son esenciales para manejar efectivamente la miopía infantil. Aunque no existe una cura definitiva, un enfoque proactivo puede significar una gran diferencia en la salud ocular a largo plazo del niño, ayudando a prevenir complicaciones graves asociadas con la miopía severa.

Beneficios de un diagnóstico precoz

El diagnóstico precoz de la miopía en niños es fundamental para asegurar un manejo efectivo y oportuno de esta condición. Identificar la miopía tempranamente ofrece múltiples beneficios que pueden tener un impacto significativo en la salud visual y el bienestar general del niño a lo largo de su vida.

Uno de los mayores beneficios de detectar la miopía en sus etapas iniciales es la posibilidad de implementar tratamientos que pueden ralentizar su progresión. Esto es crucial, ya que una progresión más lenta puede reducir el riesgo de desarrollar miopía alta, que está asociada con un mayor riesgo de complicaciones oculares graves en el futuro, como el desprendimiento de retina, glaucoma, y cataratas. Los estudios señalan que cuánto antes surge la miopía su progresión es más rápida y existe un mayor riesgo de alcanzar niveles más patológicos.

La visión clara es esencial para el aprendizaje. Un diagnóstico precoz permite la corrección temprana de la visión, asegurando que el niño pueda participar plenamente en actividades escolares y sociales, lo que es vital para su desarrollo académico y social.

Los niños con miopía no diagnosticada o no tratada pueden enfrentar desafíos en su interacción social, lo que puede afectar su confianza y autoestima. La detección y el tratamiento oportuno ayudan a evitar estas situaciones, promoviendo un desarrollo emocional saludable.

Los niños suelen adaptarse más rápidamente a tratamientos como lentes de contacto o gafas en comparación con los adolescentes o adultos. Un diagnóstico precoz facilita esta adaptación, haciendo que el tratamiento sea parte de su rutina diaria sin mayor inconveniente.

Al diagnosticar la miopía tempranamente, se pueden promover hábitos saludables para la vista desde una edad temprana, como el equilibrio entre actividades de cerca y tiempo al aire libre, y el uso adecuado de dispositivos digitales. Estos hábitos pueden contribuir a una mejor salud ocular a lo largo de la vida.

En conclusión, el diagnóstico precoz de la miopía en niños es un paso crítico que permite no solo la implementación de estrategias efectivas para gestionar la condición, sino también la promoción de un desarrollo integral saludable.

En Fernández-Velázquez, estamos comprometidos con la detección temprana y el tratamiento de la miopía infantil, brindando a cada niño la mejor oportunidad posible para un futuro brillante y una visión clara.

Métodos de detección y evaluación visual

La detección temprana de condiciones visuales en niños es clave para un manejo eficaz y la prevención de problemas visuales a largo plazo. Entre los métodos más efectivos para identificar y evaluar problemas de visión desde una edad temprana, se incluyen:

Esencial para diferenciar condiciones que en un principio pueden parecer similares a la miopía como es el queratocono. Este método mapea la córnea para identificar irregularidades en su forma tanto en la superficie externa como en la interna y cambios específicos en su espesor gracias a su potente software.

Para los niños más pequeños o aquellos que no pueden cooperar en exámenes estándar, existen métodos adaptados que permiten evaluar la salud ocular y visual sin necesidad de respuestas verbales.

Este método no invasivo es esencial para la detección y evaluación de la miopía infantil. Permite un análisis detallado del desarrollo ocular y es clave para el diagnóstico temprano y la predicción de posibles cambios en el ojo. 

Basado en datos estadísticos, facilita la identificación de niños en riesgo de progresión de la miopía y la planificación de intervenciones específicas. Su uso regular en exámenes visuales es vital para un manejo preventivo y efectivo de la miopía en niños.

Miopía infantil: mitos y realidades

La comprensión adecuada de la miopía infantil es crucial para su manejo efectivo. Desmontar creencias falsas y proporcionar información basada en la ciencia ayuda a padres y cuidadores a tomar decisiones informadas sobre la salud visual de sus hijos.

Desmontando creencias falsas

Realidad: La miopía generalmente progresa con el tiempo y no es solo una fase temporal. Su progresión es más rápida durante los años de más crecimiento corporal y puede continuar avanzando hasta aproximadamente los 16 años. Un seguimiento y tratamiento oportuno son esenciales para controlar su progresión y minimizar los riesgos de complicaciones a largo plazo.

Realidad: Este mito es completamente infundado. La corrección visual con gafas o lentes de contacto es crucial para proporcionar una visión clara y no contribuye a empeorar la miopía. De hecho, la corrección adecuada es fundamental para evitar la fatiga visual y otros problemas derivados de un esfuerzo ocular innecesario.

Realidad: Aunque la dificultad para ver objetos lejanos es la característica principal de la miopía, sus efectos sobre el niño son amplios y van más allá de la visión lejana. Puede influir negativamente en el rendimiento escolar, la confianza, y el bienestar emocional y social, destacando la importancia de un manejo integral.

Realidad: Aunque es común que la progresión de la miopía se ralentice significativamente después de la adolescencia, no es exacto decir que siempre se detiene a los 15 años. La progresión de la miopía puede continuar en algunos individuos durante sus años de adolescencia tardía e incluso en la edad adulta temprana. Factores como el patrón de crecimiento del individuo, hábitos de vida como estar mucho tiempo viendo de cerca, y factores genéticos pueden influir en la progresión de la miopía más allá de los 15 años.

Realidad: Aunque menos común que en niños mayores o adultos, los bebés pueden nacer con miopía o desarrollarla en sus primeros meses de vida. La miopía congénita, aunque rara, requiere atención temprana para gestionar adecuadamente el desarrollo visual del bebé y prevenir complicaciones a largo plazo. La detección temprana y el tratamiento pueden ayudar a asegurar un desarrollo visual óptimo desde una edad muy temprana.

Realidad: Corregir la miopía en niños de forma parcial es un enfoque desaconsejado y basado en un mito. No solo impide que el niño disfrute de una visión clara y completa, sino que también puede provocar un esfuerzo visual adicional, llevando a la fatiga ocular, dolores de cabeza y, paradójicamente, a un aumento en la progresión de la miopía. Los expertos en salud visual enfatizan la importancia de usar la prescripción exacta determinada durante los exámenes de la vista, asegurando así el mejor apoyo para el desarrollo visual del niño.

Información basada en la ciencia

La comprensión de la miopía infantil debe estar fundamentada en conocimientos actualizados y prácticas basadas en evidencia. Es crucial desmitificar las creencias erróneas para facilitar un enfoque proactivo y basado en la ciencia en el tratamiento y manejo de la miopía.

Las revisiones regulares de la vista y la intervención temprana son esenciales para el manejo efectivo de la miopía en niños, permitiéndoles alcanzar su pleno potencial visual y calidad de vida.

La colaboración entre padres, educadores y profesionales de la salud visual es clave para asegurar que los niños con miopía reciban el cuidado necesario para desarrollar su potencial visual al máximo.

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Consejos para la salud visual de los niños 

Para asegurar una salud visual óptima en niños, es muy importante fomentar hábitos saludables desde una edad temprana.

Puedes leer aquí un artículo completo sobre cómo cuidar la vista de los niños.

Esto incluye equilibrar actividades de cerca con las de lejos, asegurar una iluminación adecuada en espacios de estudio, promover tiempo al aire libre y una dieta rica en nutrientes esenciales para la vista.

En el ámbito escolar, mantener una ergonomía visual adecuada y pausas activas son igualmente importantes.

La era digital plantea desafíos adicionales, por lo que limitar el tiempo frente a pantallas y adoptar estrategias como la regla “20-20-20” son esenciales para prevenir problemas visuales como la miopía.

Recomendaciones para padres y educadores

El manejo efectivo de la miopía en niños requiere un enfoque colaborativo entre padres, educadores y profesionales de la salud visual. Aquí presentamos recomendaciones clave para apoyar a los niños en el manejo de esta condición:

Es esencial detectar la miopía tempranamente para iniciar el tratamiento adecuado. Anime a las familias a programar exámenes visuales regulares para sus hijos.

Incentiven a los niños a pasar más tiempo al aire libre durante las horas de recreo y en casa. La luz natural y la distancia visual lejana pueden ayudar a prevenir y gestionar la progresión de la miopía.

Establezcan límites saludables para el uso de dispositivos digitales tanto en el aula como en el hogar, promoviendo actividades que no involucren pantallas.

Asegúrense de que los espacios de estudio y lectura tengan una iluminación adecuada y que los niños mantengan una distancia apropiada de los libros y dispositivos.

Proporcionen información a los niños y sus familias sobre la importancia de la salud visual y cómo pueden contribuir a su mantenimiento y mejora.

Reconozcan los desafíos que los niños con miopía pueden enfrentar, como dificultades para ver la pizarra. Ofrezcan soluciones prácticas y apoyo emocional para fomentar un entorno de aprendizaje inclusivo.

Implementando estas recomendaciones, padres y educadores pueden desempeñar un papel vital en el manejo de la miopía en niños, ayudándoles a alcanzar su máximo potencial tanto académico como visual.

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Preguntas frecuentes

La miopía en niños suele empezar cuando el ojo crece demasiado, lo que provoca que las imágenes se enfoquen delante de la retina y no directamente sobre ella. Esto se debe a factores genéticos y a hábitos como el uso intensivo de dispositivos electrónicos o la falta de exposición a la luz natural.

La corrección de la miopía en niños se realiza habitualmente con el uso de gafas o lentes de contacto. Adicionalmente, las lentes de contacto ortoqueratológicas (Orto-K), que se aplican durante la noche para modificar temporalmente la forma de la córnea, son otra opción para controlar su avance. 

La elección del método de corrección depende de varios factores, incluyendo la gravedad de la miopía y las preferencias del niño y su familia.

La miopía suele estabilizarse al final de la adolescencia o a principios de la edad adulta. La mayoría de las personas experimentan un cese en la progresión de su miopía entre los 20 y los 25 años. Sin embargo, este rango puede variar individualmente dependiendo de factores genéticos y ambientales.

La miopía indica que las dimensiones del ojo han variado, causando visión borrosa a distancia. Esto no solo afecta actividades diarias y aprendizaje, sino que también puede llevar a problemas de salud ocular a largo plazo. Con corrección temprana y adecuada, se puede gestionar efectivamente.

Para evitar que la miopía aumente en los niños, se recomienda fomentar más  tiempo al aire libre, limitar el uso de pantallas, mantener una iluminación adecuada durante actividades de cerca y realizar controles visuales regulares. Además, es crucial utilizar terapias clínicamente probadas para frenar el aumento de la miopía, como el uso de lentes de contacto Orto-K.

La miopía es preocupante cuando progresa rápidamente o alcanza niveles altos, incrementando el riesgo de complicaciones severas como desprendimiento de retina, glaucoma y cataratas para el resto de la vida. Además, es esencial considerar las medidas de longitud axial de los ojos, puesto que casos con dioptrías no excesivamente altas pero con longitudes axiales mayores de lo esperado pueden ser igualmente preocupantes. Cualquier grado de miopía aumenta el riesgo de sufrir patologías oculares, por lo que es importante un seguimiento regular y consultas con especialistas para evaluar el riesgo y manejar la condición de manera efectiva.

Se recomienda poner gafas a un niño cuando los exámenes de la vista revelan que tiene miopía, hipermetropía, astigmatismo, o cualquier otra condición que afecte su capacidad para ver claramente. La corrección con gafas ayuda a mejorar la visión, el rendimiento escolar y la calidad de vida. Es crucial realizar evaluaciones visuales regulares para determinar la necesidad de gafas desde una edad temprana.

La refracción en un niño miope se realiza mediante un examen de la vista que incluye pruebas de agudeza visual y el uso de un foróptero o lentes de prueba para determinar la prescripción exacta de gafas o lentes de contacto. El optometrista u oftalmólogo puede utilizar gotas para dilatar las pupilas, lo que ayuda a relajar los músculos del ojo y obtener una medición más precisa de la miopía en algunos casos.

La miopía en niños puede empezar a detectarse incluso antes de los primeros signos visibles, a menudo alrededor de los 2 o 3 años, y es posible que a los 5 años ya necesiten gafas. Gracias a la biometría láser avanzada, como la ofrecida por el Myopia Master de Oculus, podemos medir la longitud axial del ojo desde edades tempranas. Este instrumento nos permite comparar el tamaño del ojo del niño con percentiles de crecimiento, similar a cómo se mide el peso y la altura. Con esta información, podemos prever el desarrollo de la miopía y su posible progresión. Si se detecta un riesgo alto de miopía entre los 6 a 8 años, es crucial comenzar el seguimiento y las intervenciones tempranas para manejar su evolución.