Miopía Infantil:
Guía completa para su comprensión

La miopía en niños es más que un simple problema visual; impacta su aprendizaje, desarrollo y calidad de vida. Esta guía ofrece una visión completa sobre la miopía infantil, desde su diagnóstico hasta las opciones de tratamiento y manejo. Diseñada para padres y cuidadores, nuestra intención es proporcionar información clara y práctica para apoyar el bienestar visual de los niños.

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¿Qué es la miopía en niños?

La miopía infantil es un defecto visual cada vez más frecuente que provoca visión borrosa de lejos mientras que los objetos cercanos se ven con claridad. Esto ocurre cuando el ojo crece más de lo normal, haciendo que los rayos de luz se enfoquen delante de la retina en lugar de sobre ella.

Esta condición oftalmológica, puede aparecer desde edades tempranas y tiende a avanzar con el crecimiento, afectando la capacidad del niño para ver correctamente en clase, jugar o realizar actividades cotidianas. Si no se detecta y trata a tiempo, puede impactar negativamente en su desarrollo académico, emocional y social.

Causas y factores de riesgo de la miopía infantil

La miopía en niños es una condición multifactorial: surge por una combinación de genética (hereditaria) y hábitos visuales. Los niños con padres miopes tienen mayor probabilidad de desarrollarla, pero el entorno y estilo de vida influyen de forma determinante.

Factores ambientales, como pasar poco tiempo al aire libre, usar excesivamente pantallas o realizar muchas tareas de cerca sin descansos puede favorecer el alargamiento del globo ocular, que da origen a la miopía. Cuanto antes aparece la condición, mayor suele ser su progresión, por eso es clave identificar estos factores desde edades tempranas.

¿Cómo saber si mi hijo tiene miopía? Síntomas

Detectar la miopía a tiempo es clave para frenar su progresión. Presta atención a estos signos comunes:

  • Visión borrosa al mirar de lejos (pizarras, pantallas, vehículos a distancia).
  • Tendencia a entrecerrar los ojos para enfocar.
  • Acercarse mucho a libros, tablets o la televisión.
  • Frotarse los ojos con frecuencia.
  • Fatiga visual, a veces acompañada de dolores de cabeza tras actividades visuales prolongadas.
  • Dificultad en ambientes poco iluminados o para ver objetos lejanos al aire libre o jugando.

Aunque algunos síntomas se detecten fácilmente, en muchos casos empiezan de forma sutil (como entrecerrar los ojos sin que lo notes) o el niño los normaliza. Por eso es recomendable hacer revisiones oftalmológicas periódicas, especialmente en edad preescolar y escolar, para detectar la miopía incluso cuando el niño no se queje.

Enfermedades oculares comunes en la infancia que pueden confundirse con miopía

Varias condiciones oftalmológicas presentan síntomas similares a la miopía, lo que requiere una evaluación cuidadosa para un diagnóstico preciso:

Astigmatismo: Provoca distorsión visual tanto de cerca como de lejos. Descubre más sobre el astigmatismo en niños.

Ambliopía (ojo vago): Reducción de la capacidad de visión o agudeza visual en un ojo que no se resuelve  completamente usando la corrección en gafas.

Queratocono: Enfermedad en la que la córnea se adelgaza y abulta hacia afuera, distorsionando la visión y que produce miopía y astigmatismo en sus inicios. Descubre más sobre el queratocono en niños.

Tipos de miopía en niños

Existen principalmente dos tipos:

  • Miopía Simple: La forma más común, con una graduación de hasta -6.00 dioptrías.
  • Miopía Alta (Magna): Graduación superior a -6.00 dioptrías, con un mayor riesgo de complicaciones oculares.

Grados

Existen dos criterios para poder clasificar  la miopía en niños. Estos son o bien clasificarlos por  la longitud del ojo medido en milímetros o por el número de dioptrías. 

De ambas formas, actualmente el uso de la longitud axial del ojo se considera el más realista ya que ojos más largos presentarán en el futuro mayor riesgo de sufrir enfermedades oculares. 

Según la longitud axial del ojo

  • Normal: Ojos cuya longitud sea hasta 23 mm.
  • Miopía Leve: Entre 23 mm y 26 mm.
  • Miopía Moderada: Entre 26 mm y 29 mm.
  • Miopía Alta: 29 mm o más.

Según la cantidad de dioptrías

  • Leve: Hasta -3.00 dioptrías.
  • Moderada: Entre -3.00 y -6.00 dioptrías.
  • Alta: Más de -6.00 dioptrías.
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Efectos en los niños

La miopía no solo afecta la capacidad visual de los niños; su impacto va mucho más allá, influenciando su rendimiento académico, confianza, bienestar emocional y desarrollo social.

Visión y aprendizaje

Los niños con miopía a menudo tienen que esforzarse más para enfocar objetos lejanos, lo que puede llevar a fatiga visual y dificultades de concentración. Este esfuerzo adicional puede afectar negativamente su rendimiento académico, ya que la visión juega un papel crucial en el aprendizaje. 

La incapacidad para ver claramente la pizarra o el material educativo puede provocar que se pierdan detalles importantes, afectando su capacidad de aprendizaje y su interés por la escuela

Profundiza sobre cómo la miopía afecta el aprendizaje

Impacto psicológico y confianza

La miopía no solo afecta la visión, también puede influir en la autoestima y el bienestar emocional del niño. Dificultades para ver bien de lejos pueden generar frustración, inseguridad en el aula y una menor participación en actividades escolares o deportivas.

Algunos niños pueden sentirse diferentes por usar gafas desde pequeños o experimentar ansiedad al no comprender lo que ocurre con su visión. Detectar y tratar la miopía a tiempo ayuda a evitar estos efectos, mejorando tanto el rendimiento escolar como la confianza del niño en su entorno social.

Entiende mejor el riesgo psicológico que enfrentan los niños con miopía y cómo apoyarlos 

Conoce más consejos sobre cómo mejorar la confianza de tu hijo con miopía.

La miopía en niños debe ser manejada con una comprensión completa de sus efectos visuales, educativos y psicológicos. En Fernández-Velázquez, nos comprometemos a brindar un enfoque integral que abarca tanto el tratamiento como el apoyo emocional necesario para asegurar que cada niño pueda alcanzar su máximo potencial, sin ser limitado por su visión.

Fernando Fernández Velázquez
Lentes de contacto para niños con hipermetropía. Centro Fernandez-Velazquez especialista en lentes de contacto pediátricas

¿La miopía infantil se cura?

Se trata de una pregunta frecuente entre los padres. La respuesta corta, es que no existe una «cura» que permita revertir completamente la miopía. No se puede corregir.

¿Cómo se trata la miopía en niños?

En el Centro Fernández‑Velázquez, el tratamiento de la miopía infantil se realiza mediante un enfoque personalizado que combina varias estrategias para frenar la progresión y proteger la visión del niño:

  1. Lentes ópticas especiales
    • Lentes de desenfoque periférico para ralentizar el crecimiento axial del ojo.
    • Lentes progresivas y bifocales para reducir la tensión ocular en diferentes distancias.
  2. Lentes de contacto
    • Ortoqueratología para niños (Orto‑K) usadas por la noche para remodelar la córnea y mantener una visión clara durante el día, con efecto demostrado en ralentizar el alargamiento del ojo (~41‑45 %).
    • Lentes de contacto blandas con diseño de desenfoque periférico para reducir el estímulo de crecimiento del globo ocular.
  3. Terapias farmacológicas
    • Atropina en dosis bajas (0.01–0.05 %), que puede disminuir la progresión de la miopía hasta en un 60 % en niños.
  4. Terapia de luz roja de baja intensidad
    • Utilizada en estudios clínicos, ha demostrado eficacia relevante en detener la progresión de la miopía cuando se aplica de forma consistente.
  5. Tratamiento combinado
    • La combinación de métodos ópticos con farmacológicos (por ejemplo, orto‑K + atropina) ofrece un mayor control de la progresión que cualquiera de ellos por separado.
  6. Chequear y monitorizar regularmente
    • Revisión frecuente con herramientas como Myopia Master para medir la longitud axial del ojo y ajustar el tratamiento.

Existen numerosos tratamientos efectivos para manejar y controlar la progresión de la miopía, mejorando significativamente la calidad de visión de los niños afectados.

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Importancia de la detección temprana

La detección temprana y el tratamiento son esenciales para manejar efectivamente la miopía infantil. Aunque no existe una cura definitiva, un enfoque proactivo puede significar una gran diferencia en la salud ocular a largo plazo del niño, ayudando a prevenir complicaciones graves asociadas con la miopía severa.

Beneficios de un diagnóstico precoz

El diagnóstico precoz de la miopía en niños es fundamental para asegurar un manejo efectivo y oportuno de esta condición. Identificar la miopía tempranamente ofrece múltiples beneficios que pueden tener un impacto significativo en la salud visual y el bienestar general del niño a lo largo de su vida.

Uno de los mayores beneficios de detectar la miopía en sus etapas iniciales es la posibilidad de implementar tratamientos que pueden ralentizar su progresión. Esto es crucial, ya que una progresión más lenta puede reducir el riesgo de desarrollar miopía alta, que está asociada con un mayor riesgo de complicaciones oculares graves en el futuro, como el desprendimiento de retina, glaucoma, y cataratas. Los estudios señalan que cuánto antes surge la miopía su progresión es más rápida y existe un mayor riesgo de alcanzar niveles más patológicos.

La visión clara es esencial para el aprendizaje. Un diagnóstico precoz permite la corrección temprana de la visión, asegurando que el niño pueda participar plenamente en actividades escolares y sociales, lo que es vital para su desarrollo académico y social.

Los niños con miopía no diagnosticada o no tratada pueden enfrentar desafíos en su interacción social, lo que puede afectar su confianza y autoestima. La detección y el tratamiento oportuno ayudan a evitar estas situaciones, promoviendo un desarrollo emocional saludable.

Los niños suelen adaptarse más rápidamente a tratamientos como lentes de contacto o gafas en comparación con los adolescentes o adultos. Un diagnóstico precoz facilita esta adaptación, haciendo que el tratamiento sea parte de su rutina diaria sin mayor inconveniente.

Al diagnosticar la miopía tempranamente, se pueden promover hábitos saludables para la vista desde una edad temprana, como el equilibrio entre actividades de cerca y tiempo al aire libre, y el uso adecuado de dispositivos digitales. Estos hábitos pueden contribuir a una mejor salud ocular a lo largo de la vida.

En conclusión, el diagnóstico precoz de la miopía en niños es un paso crítico que permite no solo la implementación de estrategias efectivas para gestionar la condición, sino también la promoción de un desarrollo integral saludable.

En Fernández-Velázquez, estamos comprometidos con la detección temprana y el tratamiento de la miopía infantil, brindando a cada niño la mejor oportunidad posible para un futuro brillante y una visión clara.

Métodos de detección y evaluación visual

La detección temprana de condiciones visuales en niños es clave para un manejo eficaz y la prevención de problemas visuales a largo plazo. Entre los métodos más efectivos para identificar y evaluar problemas de visión desde una edad temprana, se incluyen:

Esencial para diferenciar condiciones que en un principio pueden parecer similares a la miopía como es el queratocono. Este método mapea la córnea para identificar irregularidades en su forma tanto en la superficie externa como en la interna y cambios específicos en su espesor gracias a su potente software.

Para los niños más pequeños o aquellos que no pueden cooperar en exámenes estándar, existen métodos adaptados que permiten evaluar la salud ocular y visual sin necesidad de respuestas verbales.

Este método no invasivo es esencial para la detección y evaluación de la miopía infantil. Permite un análisis detallado del desarrollo ocular y es clave para el diagnóstico temprano y la predicción de posibles cambios en el ojo. 

Basado en datos estadísticos, facilita la identificación de niños en riesgo de progresión de la miopía y la planificación de intervenciones específicas. Su uso regular en exámenes visuales es vital para un manejo preventivo y efectivo de la miopía en niños.

Miopía infantil: mitos y realidades

La comprensión adecuada de la miopía infantil es crucial para su manejo efectivo. Desmontar creencias falsas y proporcionar información basada en la ciencia ayuda a padres y cuidadores a tomar decisiones informadas sobre la salud visual de sus hijos.

Desmontando creencias falsas

Realidad: La miopía generalmente progresa con el tiempo y no es solo una fase temporal. Su avance es más rápido durante los años de más crecimiento corporal y puede continuar avanzando hasta aproximadamente los 16 años. Un seguimiento y tratamiento oportuno son esenciales para controlar su progresión y minimizar los riesgos de complicaciones a largo plazo.

Realidad: La corrección visual con gafas o lentes de contacto es crucial para proporcionar una visión clara y no contribuye a empeorar la miopía. De hecho, la corrección adecuada es fundamental para evitar la fatiga visual y otros problemas derivados de un esfuerzo ocular innecesario. Este mito es completamente infundado.

Realidad: Aunque la dificultad para ver objetos lejanos es la característica principal de la miopía, sus efectos sobre el niño son amplios y van más allá de la visión lejana. Puede influir negativamente en el rendimiento escolar, la confianza, y el bienestar emocional y social, destacando la importancia de un manejo integral.

Realidad: Aunque es común que la progresión de la miopía se ralentice significativamente después de la adolescencia, no es exacto decir que siempre se detiene a los 15 años. La progresión de la miopía puede continuar en algunos individuos durante sus años de adolescencia tardía e incluso en la edad adulta temprana. Factores como el patrón de crecimiento del individuo, hábitos de vida como estar mucho tiempo viendo de cerca, y factores genéticos pueden influir en la progresión de la miopía más allá de los 15 años.

Realidad: Aunque menos común que en niños mayores o adultos, los bebés pueden nacer con miopía o desarrollarla en sus primeros meses de vida. La miopía congénita, aunque rara, requiere atención temprana para gestionar adecuadamente el desarrollo visual del bebé y prevenir complicaciones a largo plazo. La detección temprana y el tratamiento pueden ayudar a asegurar un desarrollo visual óptimo desde una edad muy temprana.

Realidad: Corregir la miopía en niños de forma parcial es un enfoque desaconsejado y basado en un mito. No solo impide que el niño disfrute de una visión clara y completa, sino que también puede provocar un esfuerzo visual adicional, llevando a la fatiga ocular, dolores de cabeza y, paradójicamente, a un aumento en la progresión de la miopía. Los expertos en salud visual enfatizan la importancia de usar la prescripción exacta determinada durante los exámenes de la vista, asegurando así el mejor apoyo para el desarrollo visual del niño.

Información basada en la ciencia

La comprensión de la miopía infantil debe estar fundamentada en conocimientos actualizados y prácticas basadas en evidencia. Es crucial desmitificar las creencias erróneas para facilitar un enfoque proactivo y basado en la ciencia en el tratamiento y manejo de la miopía.

Las revisiones regulares de la vista y la intervención temprana son esenciales para el manejo efectivo de la miopía en niños, permitiéndoles alcanzar su pleno potencial visual y calidad de vida.

La colaboración entre padres, educadores y profesionales de la salud visual es clave para asegurar que los niños con miopía reciban el cuidado necesario para desarrollar su potencial visual al máximo.

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Consejos para la salud visual de los niños 

Fomentar hábitos visuales saludables desde una edad temprana es clave para prevenir la progresión de la miopía infantil y asegurar un desarrollo visual óptimo.

Equilibrar actividades de cerca y de lejos, contar con una iluminación adecuada, pasar tiempo al aire libre y mantener una dieta rica en nutrientes esenciales para la vista son acciones fundamentales.

También es importante crear un entorno visual saludable en casa y en la escuela, con pausas visuales activas y control del tiempo frente a pantallas, aplicando estrategias como la regla “20-20-20”.

Para asegurar una salud visual óptima en niños, es muy importante fomentar hábitos saludables desde una edad temprana.

Puedes leer aquí un artículo completo sobre cómo cuidar la vista de los niños.

Recomendaciones para padres y educadores

El manejo efectivo de la miopía en niños requiere un enfoque colaborativo entre padres, educadores y profesionales de la salud visual. Aquí hay algunas claves prácticas:

Es esencial detectar la miopía tempranamente para iniciar el tratamiento adecuado. Anime a las familias a programar exámenes visuales regulares para sus hijos.

Detectar la miopía de forma temprana permite iniciar el tratamiento adecuado antes de que la condición avance. Es recomendable que las familias programen exámenes visuales periódicos incluso si el niño no se queja.

El uso excesivo de pantallas puede favorecer el esfuerzo visual prolongado de cerca. Limitar el tiempo frente a dispositivos y promover actividades sin pantallas es esencial tanto en casa como en el aula.

Espacios bien iluminados, con distancias adecuadas entre los ojos y libros o pantallas, reducen el esfuerzo ocular y fomentan una postura visual cómoda y saludable.

Informar a los niños y a sus familias sobre la importancia de la visión y cómo cuidarla contribuye a establecer hábitos visuales duraderos que previenen problemas a futuro.

Los niños con miopía pueden tener dificultades específicas en el aula, como ver la pizarra. Es importante que padres y educadores ofrezcan apoyo emocional y ajustes prácticos para crear un entorno de aprendizaje inclusivo.

En general, se recomienda que los niños con miopía empiecen a usar gafas cuando la graduación supere las -0,50 dioptrías, aunque el momento exacto puede depender de la gravedad de la miopía y cómo afecte a su vida diaria.

Implementando estas recomendaciones, padres y educadores pueden desempeñar un papel vital en el manejo de la miopía en niños, ayudándoles a alcanzar su máximo potencial tanto académico como visual.

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Preguntas frecuentes

La miopía en niños suele empezar cuando el ojo crece demasiado, lo que provoca que las imágenes se enfoquen delante de la retina y no directamente sobre ella. Esto se debe a factores genéticos y a hábitos como el uso intensivo de dispositivos electrónicos o la falta de exposición a la luz natural.

La corrección de la miopía en niños se realiza habitualmente con el uso de gafas o lentes de contacto. Adicionalmente, las lentes de contacto ortoqueratológicas (Orto-K), que se aplican durante la noche para modificar temporalmente la forma de la córnea, son otra opción para controlar su avance. 

La elección del método de corrección depende de varios factores, incluyendo la gravedad de la miopía y las preferencias del niño y su familia.

La miopía suele estabilizarse al final de la adolescencia o a principios de la edad adulta. La mayoría de las personas experimentan un cese en la progresión de su miopía entre los 20 y los 25 años. Sin embargo, este rango puede variar individualmente dependiendo de factores genéticos y ambientales.

La miopía indica que las dimensiones del ojo han variado, causando visión borrosa a distancia. Esto no solo afecta actividades diarias y aprendizaje, sino que también puede llevar a problemas de salud ocular a largo plazo. Con corrección temprana y adecuada, se puede gestionar efectivamente.

Para evitar que la miopía aumente en los niños, se recomienda fomentar más  tiempo al aire libre, limitar el uso de pantallas, mantener una iluminación adecuada durante actividades de cerca y realizar controles visuales regulares. Además, es crucial utilizar terapias clínicamente probadas para frenar el aumento de la miopía, como el uso de lentes de contacto Orto-K.

La miopía es preocupante cuando progresa rápidamente o alcanza niveles altos, incrementando el riesgo de complicaciones severas como desprendimiento de retina, glaucoma y cataratas para el resto de la vida. Además, es esencial considerar las medidas de longitud axial de los ojos, puesto que casos con dioptrías no excesivamente altas pero con longitudes axiales mayores de lo esperado pueden ser igualmente preocupantes. Cualquier grado de miopía aumenta el riesgo de sufrir patologías oculares, por lo que es importante un seguimiento regular y consultas con especialistas para evaluar el riesgo y manejar la condición de manera efectiva.

Se recomienda poner gafas a un niño cuando los exámenes de la vista revelan que tiene miopía, hipermetropía, astigmatismo, o cualquier otra condición que afecte su capacidad para ver claramente. La corrección con gafas ayuda a mejorar la visión, el rendimiento escolar y la calidad de vida. Es crucial realizar evaluaciones visuales regulares para determinar la necesidad de gafas desde una edad temprana.

La refracción en un niño miope se realiza mediante un examen de la vista que incluye pruebas de agudeza visual y el uso de un foróptero o lentes de prueba para determinar la prescripción exacta de gafas o lentes de contacto. El optometrista u oftalmólogo puede utilizar gotas para dilatar las pupilas, lo que ayuda a relajar los músculos del ojo y obtener una medición más precisa de la miopía en algunos casos.

La miopía en niños puede empezar a detectarse incluso antes de los primeros signos visibles, a menudo alrededor de los 2 o 3 años, y es posible que a los 5 años ya necesiten gafas. Gracias a la biometría láser avanzada, como la ofrecida por el Myopia Master de Oculus, podemos medir la longitud axial del ojo desde edades tempranas. Este instrumento nos permite comparar el tamaño del ojo del niño con percentiles de crecimiento, similar a cómo se mide el peso y la altura. Con esta información, podemos prever el desarrollo de la miopía y su posible progresión. Si se detecta un riesgo alto de miopía entre los 6 a 8 años, es muy importante comenzar el seguimiento y las intervenciones tempranas para manejar su evolución.

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