Tratamiento de cataratas infantiles congénitas

Descubrir que un bebé o un niño pequeño tiene cataratas congénitas puede ser desafiante para cualquier familia. Afortunadamente, los avances en oftalmología pediátrica ofrecen soluciones efectivas para manejar y tratar esta condición desde una edad temprana.

Esta guía está diseñada para proporcionar a las familias información clara sobre las opciones de tratamiento disponibles, incluyendo el uso especializado de lentes de contacto que nosotros, como referentes nacionales, proporcionamos. Aquí, explicaremos cómo estos tratamientos ayudan a preservar y mejorar la visión de los niños afectados por cataratas congénitas.

Las cataratas congénitas son opacidades del cristalino presentes desde el nacimiento o que se desarrollan en la primera infancia, impidiendo que la luz se enfoque correctamente en la retina y causando visión borrosa o distorsionada.

Pueden afectar a un ojo o a ambos.

Las principales causas incluyen factores genéticos, infecciones durante el embarazo y condiciones metabólicas. Detectar y tratar estas cataratas tempranamente es vital para evitar una discapacidad visual permanente y garantizar un desarrollo visual adecuado en los niños.

Las cataratas infantiles pueden clasificarse en varios tipos según su origen y características, cada una afectando de manera diferente la visión del niño:

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Cataratas Congénitas

Desde el nacimiento, a menudo debido a infecciones maternas o factores genéticos.

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Cataratas Traumáticas

Resultado de lesiones directas al ojo.

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Cataratas Metabólicas

Relacionadas con desórdenes metabólicos como la diabetes.

Visión Nublada o Borrosa: Como mirar a través de un vidrio opaco.

Leucocoria: Reflejo blanco en la pupila.

Sensibilidad a la Luz: Incomodidad en ambientes luminosos.

Estrabismo: Desviación de la alineación de los ojos.

¿Todavía no conoces bien esta condición ocular?

Consulta información sobre cataratas infantiles en general o cataratas congénitas en particular.

Tratar las cataratas congénitas en una etapa temprana es crucial para prevenir el desarrollo de ambliopía, conocida comúnmente como “ojo vago”, y otras complicaciones visuales permanentes.

La visión de un niño se desarrolla intensamente en los primeros años de vida, y cualquier obstrucción en la transparencia del cristalino puede interrumpir este proceso crítico, llevando a deficiencias visuales que podrían ser irreversibles si no se abordan oportunamente.

Actuar rápidamente permite corregir la opacidad antes de que el cerebro se acostumbre a una visión deficiente, asegurando que el desarrollo visual del niño siga un camino normal.
Además, la intervención temprana mejora significativamente las probabilidades de éxito en la restauración de la visión y facilita un ajuste más efectivo a las correcciones visuales, como las lentes de contacto especializadas, necesarias después de la cirugía.

Las cataratas congénitas requieren intervención médica para corregir la opacidad del cristalino y restaurar la visión.

La cirugía es el método principal para tratar esta condición y se considera la forma más efectiva de “curar” las cataratas en niños.

Durante el procedimiento quirúrgico, el cristalino opaco se extrae y, dependiendo de la situación específica y la edad del niño, se puede implantar una lente intraocular para reemplazar la función del cristalino natural.

Es la opción más común y efectiva, realizada bajo anestesia general en pacientes pediátricos. Esta intervención permite eliminar la catarata y, en muchos casos, insertar una lente artificial que ayuda a enfocar la luz en la retina, similar a como lo haría un cristalino sano.

Después de la cirugía, especialmente en bebés y niños muy pequeños, puede ser necesario el uso de lentes de contacto especializadas o gafas para optimizar la visión, ya que el ojo continúa creciendo y cambiando.

El tratamiento no termina con la cirugía; el seguimiento riguroso es crucial. Esto incluye exámenes regulares de la vista para ajustar las correcciones visuales conforme el niño crece y para asegurar que no haya complicaciones a largo plazo como el desarrollo de glaucoma o ambliopía.

Estas opciones de tratamiento no solo buscan restaurar la visión afectada por las cataratas sino también asegurar el desarrollo visual adecuado a lo largo de la infancia, una etapa crítica para el aprendizaje visual y la integración sensorial.

Cirugía de catarata congénita

La cirugía de catarata congénita es un procedimiento delicado diseñado para remover el cristalino opaco del ojo. Este tratamiento es crucial para restaurar la visión que las cataratas han obstruido y para permitir un desarrollo visual normal en niños.

Diferencias en la cirugía entre bebés y adultos:

Bebés: Los ojos de los bebés están aún en desarrollo, lo que hace que la cirugía y la posterior corrección visual sean más complejas. En bebés, a menudo se opta por no implantar una lente intraocular inmediatamente después de remover el cristalino debido a las dificultades en calcular la potencia adecuada de la lente y el rápido crecimiento ocular.

Adultos: En adultos, la cirugía de cataratas generalmente incluye la implantación de una lente intraocular durante la misma operación, ya que el tamaño y las necesidades ópticas del ojo son estables.

Bebés: Requieren anestesia general debido a la necesidad de inmovilización completa durante la operación, lo que asegura la seguridad y precisión del procedimiento.

Adultos: La cirugía de cataratas en adultos se realiza típicamente bajo anestesia local, permitiendo una recuperación más rápida y una intervención menos invasiva.

Bebés: Después de la cirugía, se utilizan principalmente lentes de contacto o gafas especiales para proporcionar la corrección visual necesaria mientras el ojo continúa desarrollándose.

Adultos: Normalmente, la corrección visual postoperatoria se logra con la implantación de la lente intraocular, ajustándose mínimamente con gafas si es necesario.

La cirugía de catarata en bebés y niños requiere un enfoque altamente especializado para garantizar los mejores resultados visuales y el adecuado desarrollo ocular a lo largo del tiempo.

Alternativas no quirúrgicas

En casos de cataratas congénitas leves que no afectan gravemente la visión, la corrección óptica mediante gafas o lentes de contacto puede ser una alternativa temporal. Esta opción permite mejorar la visión del niño mientras se monitorea la evolución de las cataratas y se considera la posibilidad de una futura intervención quirúrgica.

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Tras la cirugía de cataratas en la que se extrae el cristalino afectado, es fundamental adoptar medidas correctivas para asegurar el desarrollo visual adecuado del niño.

Sin el cristalino, el ojo no puede enfocar las imágenes por sí solo, lo que hace indispensable el uso de una corrección visual.

Las lentes de contacto son generalmente la opción preferida sobre las gafas por varias razones:

Los ojos de los bebés son más pequeños y requieren una fuerte graduación. Las lentes de contacto se adaptan mejor a estos requisitos ya que pueden acomodar cambios significativos en las dioptrías que ocurren especialmente durante el primer año de vida.

En este periodo, se pueden esperar cambios de hasta +10 a 15 dioptrías, lo que requiere ajustes frecuentes en las lentes para mantener una visión óptima.

Considerando que el entorno inmediato del bebé es predominantemente cercano, las lentes de contacto se gradúan específicamente para esta distancia, facilitando una mejor interacción y desarrollo visual en las primeras etapas.

Inicialmente, se recomiendan lentes de contacto de uso prolongado ya que los bebés duermen mucho y este tipo de lentes son más convenientes y seguras durante periodos extendidos. A medida que el niño crece y aumenta su actividad durante el día, puede ser recomendable cambiar a lentes de uso diario, que se retiran por la noche.

El especialista podría sugerir la oclusión, que consiste en cubrir el ojo sano para fortalecer el ojo intervenido.

Esta práctica ayuda a prevenir o tratar la ambliopía, conocida como “ojo vago”, y promueve un desarrollo visual equilibrado, evitando la dependencia excesiva del ojo sano.

Es esencial que un experto en lentes de contacto pediátricas supervise la adaptación de las lentes y la aplicación de la oclusión para garantizar su efectividad en el desarrollo visual del niño.

Aunque la cirugía de cataratas en niños es generalmente segura y efectiva, como cualquier procedimiento quirúrgico, conlleva ciertos riesgos y posibles complicaciones. Es crucial que los padres estén informados sobre estos para poder tomar decisiones bien fundamentadas.

Infecciones e inflamación: El riesgo de infecciones o inflamación intraocular después de la cirugía, aunque bajo, puede ocurrir. Estas son gestionadas con medicación antibiótica y antiinflamatoria adecuada.

Desarrollo de glaucoma: Existe un riesgo incrementado de glaucoma postoperatorio en niños operados de cataratas. El seguimiento regular permite detectar y tratar tempranamente esta condición.

Problemas con la lente intraocular: La colocación de una lente intraocular en un niño pequeño puede conllevar complicaciones como el desplazamiento de la lente o la necesidad de reemplazo a medida que el niño crece y cambia la refracción del ojo.

Ambliopía: Conocida también como “ojo vago”, puede desarrollarse si la catarata no se trata oportunamente o si después de la cirugía no se sigue un régimen adecuado de corrección visual.

Reoperación: En algunos casos, pueden ser necesarias intervenciones adicionales para corregir complicaciones derivadas de la cirugía inicial o ajustar la corrección visual.

Para manejar estos riesgos, es vital una evaluación y seguimiento cuidadoso por parte de un oftalmólogo especializado en pediatría. Las estrategias proactivas y las intervenciones tempranas son clave para minimizar las complicaciones y asegurar el mejor resultado posible para el desarrollo visual del niño.

En el Centro Fernández-Velázquez, entendemos los desafíos que enfrentan las familias al tratar las cataratas congénitas en niños. Nuestro centro está equipado con tecnología avanzada y un equipo de especialistas experimentados dedicados a proporcionar un cuidado excepcional desde el diagnóstico hasta el tratamiento completo, incluyendo el manejo postoperatorio.

  1. Adaptación de Lentes de Contacto Especiales: Somos expertos en la adaptación de lentes de contacto pediátricas diseñadas específicamente para ojos que han sido operados de cataratas. Estas lentes ayudan a proporcionar la corrección visual necesaria para el desarrollo óptimo de la visión.
  2. Adaptación de Gafas: Para casos donde las lentes de contacto no son la opción preferida, ofrecemos adaptación personalizada de gafas que cumplan con las necesidades visuales del niño.
  3. Estimulación Visual: Implementamos programas de estimulación visual que ayudan a maximizar la recuperación visual después de la cirugía, especialmente importantes para prevenir o tratar la ambliopía.
  4. Graduaciones Precisas: Realizamos graduaciones meticulosas para asegurarnos de que las correcciones ópticas proporcionadas sean las más adecuadas para el estado de desarrollo visual del niño.
  5. Revisiones Periódicas: El seguimiento es clave en el manejo de cataratas pediátricas. Ofrecemos revisiones periódicas para ajustar las correcciones visuales y monitorear cualquier cambio en la visión o el desarrollo del ojo.
  6. Control de la Presión Intraocular: Utilizamos tecnología de vanguardia, como el tonómetro iCare, para realizar controles de la presión intraocular de manera no invasiva, lo que es crucial para detectar y gestionar el riesgo de glaucoma postoperatorio.

En el Centro Fernández-Velázquez, cada paciente recibe un plan de tratamiento personalizado diseñado para ofrecer los mejores resultados visuales y el desarrollo más saludable. Nuestro compromiso es brindar atención integral y especializada que apoye tanto al niño como a su familia en cada paso del camino.

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Preguntas frecuentes sobre el tratamiento de cataratas congénitas

La duración de una operación de cataratas en niños puede variar según la complejidad del caso y las condiciones específicas del paciente. Generalmente, el procedimiento quirúrgico en sí suele durar entre 30 minutos y una hora por ojo. Sin embargo, este tiempo no incluye la preparación preoperatoria ni el periodo de recuperación inmediato postoperatorio en el hospital. Es importante que los padres se preparen para que su hijo esté en el centro médico por varias horas en el día de la cirugía para asegurar un cuidado adecuado y completo antes, durante y después del procedimiento.

Las cataratas congénitas pueden ser causadas por una variedad de factores, que incluyen:

  1. Genética: A menudo son hereditarias y se relacionan con genes que afectan el desarrollo del cristalino.
  2. Condiciones durante el embarazo: Infecciones o exposiciones a toxinas durante el embarazo pueden afectar el desarrollo ocular del bebé.
  3. Enfermedades asociadas: Pueden estar ligadas a síndromes genéticos que afectan varios sistemas del cuerpo, como el síndrome de Down.

Estos factores pueden provocar la opacidad del cristalino, afectando la visión desde el nacimiento o la infancia temprana.

Si una catarata infantil no se trata mediante cirugía, puede tener consecuencias serias para el desarrollo visual del niño. La opacidad en el cristalino impide que la luz alcance la retina adecuadamente, lo que puede resultar en una visión borrosa o muy reducida. Esto puede llevar a “ambliopía” o “ojo vago”, donde el ojo afectado pierde capacidad visual debido a un uso insuficiente durante el desarrollo visual crítico. Además, la falta de tratamiento puede impedir que el niño desarrolle habilidades visuales normales, afectando su capacidad para aprender y realizar actividades cotidianas. Por lo tanto, es crucial abordar las cataratas infantiles lo antes posible para prevenir problemas de visión a largo plazo y asegurar un desarrollo visual óptimo.

La cirugía de cataratas en bebés involucra la extracción del cristalino opaco. Sin embargo, la decisión de implantar una lente intraocular (LIO) en un bebé depende de varios factores, incluyendo la edad del niño y la salud general del ojo. En bebés muy pequeños, a menudo se opta por no implantar una LIO de inmediato debido a que el ojo aún está en desarrollo y el cálculo de la potencia de la lente puede ser complejo. En su lugar, se pueden utilizar lentes de contacto o gafas especiales para corregir la visión hasta que el niño sea lo suficientemente mayor para una posible implantación de LIO.

En casos de cataratas congénitas, especialmente cuando afectan significativamente la visión, generalmente se recomienda no retrasar la cirugía. Las cataratas en bebés pueden impedir el desarrollo visual normal y llevar a condiciones como la ambliopía (ojo vago), que puede resultar en deficiencias visuales permanentes si no se trata a tiempo. La intervención temprana es crucial para optimizar las oportunidades de desarrollo visual. Los oftalmólogos pediátricos suelen recomendar la cirugía dentro de los primeros meses de vida para maximizar el potencial visual del niño. Cada caso es único, por lo que es importante discutir todas las opciones y consideraciones con su especialista.

Después de la cirugía de cataratas es crucial usar corrección visual para ayudar al desarrollo adecuado de la visión. Si no se utilizan lentillas o gafas adecuadas después de la operación, el niño puede desarrollar ambliopía, comúnmente conocida como “ojo vago”. Esto ocurre porque, sin la corrección necesaria, el ojo operado no recibe imágenes claras, lo que impide el desarrollo visual normal y puede llevar a una deficiencia visual permanente. Las lentillas son a menudo preferidas sobre las gafas en bebés porque proporcionan una corrección más efectiva y directa, ajustándose a las necesidades específicas del crecimiento ocular del niño.

Si no se usan lentillas después de la operación de cataratas en un solo ojo, el ojo operado puede desarrollar ambliopía, o “ojo vago”. Esto ocurre porque el cerebro puede empezar a ignorar las señales visuales del ojo afectado, lo que lleva a una pérdida de visión permanente. Las lentillas ayudan a mantener una visión clara y equilibrada entre ambos ojos, esencial para el correcto desarrollo visual.