Las lentes de contacto, también conocidas como lentillas, son una opción que cada vez más personas utilizan en sustitución de las gafas tradicionales. Las lentes de contacto no se ven a simple vista y su uso permite realizar cualquier actividad, incluso deportes y actividades laborales de alto riesgo. Pero ¿cuál es su origen?
El cristal como primera opción
Un primer diseño similar a las lentes de contacto actuales apareció aproximadamente en 1508 en los escritos de Leonardo da Vinci, con instrucciones detalladas de la fabricación de un dispositivo ocular de contacto y su uso. Unos años después, en 1636, René Descartes diseñó un cono de vidrio que debía colocarse cerca de la córnea para poder ver. Ambas ideas eran complicadas de aplicar al día a día y no fue hasta 1823 cuando el astrónomo británico Sir John Herschel propuso la posibilidad de crear una lente que se adaptara al ojo con base en grasas animales.
En 1892 el alemán F. A. Müller, experto fabricante en ojos de cristal, inventó unas lentillas de cristal para proteger el ojo después de las operaciones. Su aplicación fue exitosa para los pacientes y animó posteriormente a otros expertos a experimentar sobre esta base. En 1927, tras años de experimentos realizados por sus antecesores, Adolph W. Müller-Welt fabricó las primeras lentes de contacto realizadas con cristal soplado. Estas lentes eran gruesas y algo incómodas, por lo que solamente era viable utilizarlas durante pocas horas, ya que no se adaptaban bien a la forma del ojo.
Lentes de contacto de plástico
En 1930, el plástico ayudó a solucionar los principales problemas de tolerancia que tenían las lentillas de cristal. El peso del polimetil metacrilato (PMMA) era menor que el del cristal y emulaba las propiedades del cristal a la perfección. Las lentes de contacto de plástico rígido tuvieron mucho éxito y fueron la base para múltiples experimentos que ayudaron a fabricar las lentes de contacto que utilizamos hoy en día.
El químico checo Otto Wichterle inventó el polímero HEMA en 1950. Con este polímero más flexible se fabricaron las primeras lentes de contacto de plástico flexibles con alto contenido en agua, que permitían la práctica de deporte sin riesgos para la córnea. La patente del invento fue pasando de mano en mano hasta que la empresa de óptica Bausch & Lomb adquirió la patente en 1967. De esta manera fue posible la comercialización de dichas lentillas, bajo el nombre de lentes de contacto blandas de Hidrogel, que permitió que muchas personas tuvieran acceso a ellas.
Lentes de contacto desechables y futuras mejoras
Actualmente las lentes de contacto que utilizamos suelen ser desechables cada 15 días, producto que surgió gracias a la compra por parte de Vistakon (Johnson & Johnson) de la patente que pertenecía al oftalmólogo danés Michael Bay, inventor original de las lentes blandas de Hidrogel. La continua investigación de mejoras para las lentes de contacto avanza sin descanso y es posible que en un futuro cercano conozcamos unas lentillas más adaptables si cabe e incluso permanentes.